Algo contigo

No hace falta que me digas que te mueres por tener algo conmigo...

Leía, sola, tranquila en aquel balancín, esperando inconscientemente a que llegaras, como lo hacías siempre. Una hoja, otra, otra... tu moto se dejaba oír a lo lejos y mi mente se autodistraía sin saber por qué. Aparecías de repente por la puerta, te acercabas, te sentabas en el hueco que te dejaba siempre, siempre inconscientemente y casi sin mirarme, con gestos inquietos y a la vez bien pensados cumplías tu papel de hablar conmigo, después, te ibas. Y así una tarde y otra y otra, como un guión que se repite, como una rutina, sí, la rutina veraniega...


Leo sola en mi habitación, en mi cama y mi mente se va hacia esas tardes, que, después de todo, algo me dice que no van a volver. Me cansé de conformismos, me cansé de guiones establecidos y de escenarios pactados, rompí con todo lo que había vivido por aquella noche, aquella noche contigo, sólo contigo.

Cuando volviste al día siguiente todo parecía igual que siempre: yo leía, sola, tranquila en aquel balancín. Tu llegabas, te acercabas y te sentabas en el hueco que te dejaba, me hablabas, me mirabas, más, realmente todo era distinto: te esperaba mientras leía hoja tras hoja pensando en ti de manera consciente, te dejé el hueco esta vez conscientemente. Tu me mirabas y tus gestos eran relajados y naturales. Tan diferentes.

Volver en octubre a ese lugar de agosto implica una lagrimilla melancólica, una especie de tristeza al ver que empieza a hacer frío, que empieza a oscurecer, que mis cosas de todos los días no están en ese armario provisional, que mi mente está ocupada y atada ya a la ciudad y a otro tipo de libros. Ahora recuerdo todo lo que ese balancín significaba y lo que eras tu en ese lugar, tarde tras tarde.

Ahora, recordando, escribo y escribiendo, recuerdo, sin dejar un mísero momento al presente. Y es que a veces creo que solo vivo de sueños y recuerdos, del antes y del después.

No, no son tiempos para los soñadores.

No hacía falta que me dijeras que te morías por tener algo conmigo...

6 comentarios:

Unknown dijo...

Muy bonitas divagaciones.
No,no son tiempos para los soñadores.Aunque yo creo que nunca tuvimos un tiempo...y quizás nunca lo tendremos.

Pero a pesar del pesimismo que fluye por nuestras arterias como plomo fundido y nos dificulta el movernos,hemos de luchar por conseguir algo,o,como hicieron otros,morir ahogados en nuestro propio vómito o por sobredosis...

Siempre me gusta acabar los comentarios con sentimentalismos,XDDD.

Aceituneras Brutales dijo...

Txé.
Ey Inés!!!!!!!!soy Txé :P estoy en la uni asi que ahora mismo no voy a poderme leer nada,pero te prometo que cuando llegue a casa me voy a leer todos tus post,que seguro que estas echa toda una artistaza escribiendo.
Un saludoooooooo

Unknown dijo...

Bueno,no se me malinterprete cuando digo lo de divagaciones.
Por supuesto que Inés escribe bien(Más le vale si quiere hacer periodismo...)

Coñas aparte sí,lo que he leído me ha gustado bastante

Hala,saludos,y suerte.Live long and prosper.

Ainis dijo...

:)
Sonrío.

Anónimo dijo...

He estado echando un vistazo por todos los post y la verdad es que me ha gustado bastante, asi que me pasaré a menudo para ver que te cuentas.

Saludetes!

Anónimo dijo...

Hola preciosa!!

Te dije que vendría... y esta tarde de jueves (jueves de pre-puente =P) he encontrado un hueco para leerte ;-)

¡¡Ojalá lo hubiese hecho antes!! Porque escribes realmente bien, y has hecho que me sienta identificada en algunas partes de tus textos ^.^

Así que a partir de ahora prometo leerte todas las veces que escribas (aunque sea una vez al mes), porque seguro que esa entrada merece la pena :D

¡¡Y tu blog no se libra de tener un link en el mío!! :)

Cuídate!!

100mil besazooos!

Más y más tururúS